viernes, 12 de diciembre de 2014

¿Qué es un milagro? Milagro No. 1

Te quiero compartir algo este día, algo que posiblemente parezca imposible y carezca de pruebas evidentes y físicas que me ayuden a persuadirte del modo que quiero, pero aquí vamos.

Esta es la historia de Martín Figueroa y Julia Quiroga. Él 24 y ella 22. Ambos compartían gustos similares y diferencias notables que en conjunto fortalecieron una amistad. Se conocieron en un autobús de la ciudad, a los 3 días salieron por un par de cervezas, platicaron y por 52 minutos tuvieron sexo. Sexo entre desconocidos, sexo sin protección. Mientras se acariciaban el cabello y tenían el dulce coito pensaban callada y extrañamente cosas como "esta es la clase de estupidez que tengo que hacer hoy para mañana poder madurar". 

En efecto, tuvieron una noche pasional llena de clichés; tabaco después del sexo, caricias y una madrugada repleta de repetidas "no pasará de nuevo". ¿Te ha pasado? #LOL

Dos meses posteriores a esa "única noche" Martín recibe una llamada a eso de las 9:00 a.m. La respuesta a su "Julia, qué milagro hermosa" fue un congelado, seco y tambaleante "estoy embarazada". Martín y Julia se vieron esa tarde en un Starbucks del centro urbano y decidieron estar juntos hasta ver cómo surgía el proceso.

Julia sabía perfectamente que ninguno de los dos estaban enamorado del otro, la única razón por la cual estarían juntos y casi forzosamente era el bebé que ella cuidaba y daba forma en su vientre.

Poco a poco salieron más y de nuevo hubo besos entre ellos, besos reales, besos llenos de amor. De esos besos que si se pierden por equis motivo y se recuerdan se te hace agua la boca. Besos ricos.

Pasaron tres meses más y aunque suene muy predeterminado para muchos Martín y Julia pasaron la noche juntos eligiendo el nombre de su bebé, era una niña. Él quería "Valeria" y ella quería "Leslie". Esa madrugada debatieron juntos y bromeaban diciendo que harían una pequeña encuesta entre amigos y familia para ver qué nombre era el mejor. Esa noche rieron y durmieron abrazados.

A las 7:19 a.m. Martín se disponía a salir para ir a trabajar cuando escuchó un plato caer y romperse en pedacitos. Un ruido que lo alarmó y le hizo regresar a su cocina para saber qué sucedía. Lo que vio lo confundió por unos segundos, lo congeló y aunque Julia le gritaba él solo veía los labios de su novia moverse sin ruido alguno. Lo que vio lo asustó. Miró fijamente el piso lleno de sangre, el jeans de su mujer húmedo en líquido rojo. Entonces corrió y la llevó a un hospital.

Y si pasó eso que piensas, Valeria, Leslie o simplemente ese angelito no nació. Los médicos y los psicólogos estabilizaron a Julia y 18 horas después iba regreso a casa en el carro de Martín. Ella le explicó a él que no tenía que quedarse, que era libre. Ya no estaban amarrados. Ella bajó del Mustang negro y entró con su familia quienes no sabían nada aún.

Tan solo una semana luego de lo ocurrido Julia recibe un "tenemos que hablar" de Martín. Esa noche tuvieron que hablar, él sintió la pérdida de la bebé y prometió estar con Julia, se enamoró de ella y le pidió la oportunidad de superar todo juntos, por Valeria, por Leslie. A pesar de todo se mantuvo a su lado como el caballero que nunca fue, como el hombre que maduró después de una noche donde la estupidez se valía...no hay final ya que siguen juntos, veremos qué sucede.

Que un hombre se quedé con una mujer y acepte responsabilidades más allá de las debidas, que una mujer tenga dignidad y que un ser humano que ni siquiera nació haya unido dos almas, dos cuerpos y dos corazones desconocidos...debe ser un milagro.

Necesitamos más milagros. Es innecesario ser religioso para creer en los milagros, lo único que se necesita es creer en la vida y que todo podría ser mejor a pesar de lo que pasa en este mundo tan polifacético.