martes, 22 de agosto de 2017

Mi Guerra favorita.

Seré breve. Siento algo en mi interior; como cosquillas dentro de mi pecho. Cosquillas que me hacen sonreír cuando veo en el suelo hojas secas. Esas hojas secas que anuncian además mi estación favorita del año; el otoño. Me hacen sonreír cuando camino por las callecitas del vecindario, cuando siento el viento en mi rostro. Me hacen sonreír a cada rato pensándolo bien. Sonrío por las cosquillas, y las cosquillas son producto de un recuerdo. Un recuerdo que aún no se cumple. El recuerdo de cuando la conozca, el recuerdo de cuando la abrace y sienta su cálida piel. Cuando vea sus ojos, cuando mi olfato aspire su perfume de rosas. Un recuerdo de mis manos tomando las de ella, tocando sus dedos finos, su corteza humana. Ese recuerdo de su rostro, de sus palabras escritas sobre el cristal de mi móvil. Un recuerdo aún por cumplirse. 

Me imagino estando a su lado, llevándola al teatro, abrazarla desde mi butaca mientras ella me sonríe. Un día soñé que fuimos a Broadway. Luego de una función de actuación la acompañé a Macy's a comprar un abrigo. Caminábamos tomados de la mano, riendo por todo; por el frío, por los parquímetros descompuestos, por la luna, por las nubes, por locuras y complicidades. Cuando llegamos al cuarto de prendas y ella salió con ese abrigo gris que le hacía verse tan hermosa me sonrojé. Ella caminó despacio por los diversos espejos y se observó atenta. Veía cada detalle en ella. Me puse de píe y fui a su lado. La tomé por detrás, de la cintura y frente a nuestros reflejos acerqué mi rostro a su nuca y bese su mejilla izquierda. Ella sonrío. Nunca he ido a Nueva York, pero ese sueño ha sido mi mejor viaje. 

Inventaré una máquina de transportación. Para ir a donde esté y decirle lo importante que se ha convertido para mi y lo importante que se vuelve cada día más. Que sin conocer su voz y la manera de decir las cosas ya me siento en las nubes. Me emociono con el solo hecho de ver sus palabras. Quisiera abrazarla durante mucho tiempo, sentirla a mi lado. Cantarle, recitarle poemas y poesía de amor y alegría. Leerle, prepararle café, ir al parque a ver las aves volar y hacer un picnic. Escribirle cartas y llevarle flores, flores tan lindas como ella misma. 

No me pregunten por qué ni cómo. Ella ya es importante para mi, confío en ella, creo en ella y pretendo que podamos vivir mil aventuras hermosas; por las calles de San Francisco, por los vecindarios cafeteros de Tijuana, por los ríos de Italia, por los campos de Francia, por los callejones de Barcelona, por los monumentos de Londres, por las montañas de Canadá, por mil lugares en mil tiempos diferentes. 

Tengo tantas ganas de tenerla en mis brazos. De hacerme presente. De que llegué pronto el día de decirle todo lo que las cosquillas que me hacen sonreír desde hace ya algunos días provocan en mi. Ella es hermosa y sea cual sea el destino, ella siempre será hermosa. Una guerrera, un guerra contra el odio y lo negativo, mi guerrera favorita...mi Guerra favorita.