martes, 30 de mayo de 2017

Decir o callar

Me llamo Luca. Tengo 21 años y estoy sumamente enamorado, es decir, estoy en peligro de caer en el pendejismo, el lelismo y en el pendejismo lelo extremo. Tres cosas muy distintas, muy extremas, muy directas aunque no necesariamente malas.

Verás, no es fácil de quien estoy enamorado. Resulta ser que es mi mejor amiga. No, no es verdad, jajá. Solo quería hacerte creer que emplearía un cliché viejo y aburrido. Ya, en verdad, vamos serios. Estoy enamorado de Susana, mi vecina. Mi vecina 7 años mayor que yo. Susana Bucareli vive sola, tiene dos hijas. Una de 2 años, la menor y la otra de 4. La cuestión que complica absolutamente todo es algo sencillo y paradójicamente complicado; No cree en el amor.

Tras cinco años de casada quedó viuda. Hace un mes. Ella tenía 22 cuando se casó, tuvo a su primer nena a los 23 y a la segunda a los 25. Su esposo tenía 31. Un tipo muy común y normal. Tatuado, fuerte y bonachón. Trabajaba como bartender y un buen día (si, buen día para mi) resbaló con la cerveza oscura derramaba en las baldosas antiguas de la cantina donde servía y cayó encima de una botella rota. Dos cristales atravesaron su piel, uno de ellos el ojo izquierdo y el otro en la yugular. Estaba solo y desmayado, solo ahí dentro a las 2:21 a.m. de un viernes. Murió desangrado a las 3:43 a.m. ese mismo día. El cuerpo lo encontré yo. Un sábado a las 3:00 p.m. cuando fui a ver qué sucedía a petición de Susana. No era normal que no llegará. Llamé al 911 y bueno, ya nada se podía hacer. Afortunadamente.

Yo mismo le di el aviso a Susana. Fue terriblemente pertubador. En ese tiempo también le amaba en secreto pero no me divertía para nada verla así. Tampoco me alegraba de la muerte de Norberto, su esposo joven y apuesto ahora enterrado y comido por gusanos.

Susana cumplió ayer los 28 y fui a verle. Claro, estaba llorando y tardé 15 minutos en convencerla de que me abriera la puerta. Dejé un pequeño pastel sobre la mesita que servía de comedor y me le quede viendo. Lloraba como una niña a la que obligan a comer verduras desagradables. Sus dos hijas, Selma y Alexis, estaban con su abuela paterna de visita en Ensenada. Claro, no hacía ni 30 días que eran huérfanas de padre. Tenían que distraerlas en alguna parte.

Esa noche hablamos mucho. Como nunca. Apenas y nos conocíamos. Me contó todo, todo. Y cuando terminó de hablar, éramos dos llorando. Uno de impotencia, la otra de tristeza y coraje. Esto fue parte de lo que me confesó;

1. Norberto le pegaba cada vez que no alcanzaba el dinero.
2. Norberto era adicto a la cocaína, mariguana, tachas, cristal, tabaco. Mil cosas químicas más.
3. Norberto le pegaba cada vez que había mucho dinero. Dinero era igual a drogas.
4. Norberto la violaba aún siendo su esposa.
5. Norberto era un excelente padre, un pésimo esposo y un vecino ejemplar.
6. Norberto amenazaba a Susana con golpear a sus hijas si decía algo.
7. Norberto nunca recordaba el cumpleaños de Susana. Ni de sus hijas. Ni el suyo.
8. Norberto no la escuchaba.
9. Norberto no la tocaba dulcemente.
10. Norberto no bailaba con su esposa.
11. Norberto la insultaba.
12. Norberto no moria. Vivia, vivia y vivia más para atormentar la vida del amor de mi existencia. De Susana.

Susana por eso no creía en el amor. Por culpa de un muerto. Por culpa de un cadáver. Por culpa de cenizas.

Por eso le odio, a Norberto. Susana me dejó muy en claro que no creía en el amor.  Si tan solo me diera una oportunidad. Si tan solo fuera yo tan valiente de decirle mi mayor secreto. Que amaría dedicarle poemas. Decirle que en la ducha no canto, sino que recito poesía imaginando que ella me ve y que escucha el sonido dulce de mis palabras. Susana tiene el espíritu muerto, el alma pesada y el amor por los infiernos del suelo. Si tan solo ella me creyera, si tan solo todo fuera tan fácil.

Susana duerme esta noche sola. Como amaría ir y abrazarla. Besar sus mejillas, sus labios, su lengua. Su frente, esa frente tan linda por Dios. Besar su espalda, cada peca y lunar que tenga tatuadas en la piel. Cada milímetro de sus brazos, sus muslos, su todo. Tenerla y poseerla y que ella pueda poseerme a mi también a su antojo. Si tan solo ella me amara.

Norberto esta muerto, como el amor de Susana, como la fe mía. Así es la vida supongo, complicada a más no poder. Cómo le dices al amor de tu vida que es el amor de tu vida si es imposible decírselo, no por falta de ganas ni de valentía, sino porque simplemente no debes hacerlo, porque todo puede irse a la mierda. Porque no lo entendería tal vez, porque tiene un pasado y un presente que enfrentar.

Susana esta dormida y sueña mundos que yo no veo. Mañana a esta hora, le diré la verdad. Le confesaré todo.

Soy Luca y escribo esto porque es necesario decirle al amor de mi vida que es el amor de mi vida. Simplemente porque yo no soy Norberto y alguien tiene que amar y sacar a bailar a Susana.