miércoles, 13 de septiembre de 2017

Una cordial, modesta pero honesta columna acerca de alguien que me hace feliz.

Esto no es un poema,
cómo podría serlo,
y aunque este escrito como tal
confirmo que no lo es.

Tampoco sugiero que sea un relato
ni un cuento, ni una novela pequeña,
es tan solo una cordial, modesta
pero honesta columna acerca de alguien que me hace feliz.

Alguien en quien pienso al sorber mi café,
alguien en quien pienso al pasar por el parque
Teniente Guerrero en el centro de mi ciudad,
al ver las hojas de los árboles y pensar en el otoño que se acerca.

Alguien que me hace sonreír con su sola presencia mental
que atraviesa mis neuronas y llega hasta mis ojos
y luego lenta y pausadamente da un paseo
por mi cuerpo y mi alma hasta llegar a mi corazón.

Esto no es una canción,
cómo podría serlo sin un piano
una guitarra, un acordeón
o una gaita escocesa.

Mi gran amor, quiero tenerte en mis brazos,
llenarte de besos las piernas, los hombros,
los lunares nómadas de tu piel, hasta viajar
a tus mejillas que me sonríen con la ternura de un ángel.

Esto carece de rimas, de prosa compuesta por críticos narrativos,
carece incluso de estilo y gramática y lo que sea que los expertos opinen,
carece de eso pero no de amor, de pasión ni de efectos secundarios
que provocan que mis mejillas ardan de felicidad y enamoramiento.

Esto no es paisaje cualquiera; es un bosque, es una selva o si quieres una selva bosque.
Esto es un campo alegre con árboles que dan sombra fresca donde podemos sentarnos a
charlar de la vida y de los sueños que inundan nuestro ser, nuestro pensamiento,
nuestro deseo irrefutable de estar juntos y que el ambiente se llene de mariposas amarillas.

Esto no es algo significativo sin ti,
son tan solo letras tecleadas en mi soledad, en mi desesperación de tenerte ya, de abrazarte, besarte, esto es una pequeña muestra de lo que mis dedos ansiosos mueren por decir,
y que al carecer de boca, trabajan desbordados por darte un mensaje convincente.

Esto no es una carta,
esto no es un saludo ni mucho menos un contrato,
es tan solo una cordial, modesta
pero honesta columna acerca de alguien que me hace feliz.


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